Como corresponsal en París me tocó analizar el antisemitismo en Europa y por eso empecé a involucrarme emocionalmente en el "problema judío" al que antes no le había dado demasiada importancia.
Al principo tenía mis propias tesis asimilacionistas, pero luego con el "caso Dreyfus" (1984), un gran proceso antisemita ocurrido en Francia en el que un capitán judío del ejército francés fue acusado injustamente de traición (por espiar para Alemania) me presentó un punto de inflexión del asimilacionismo al nacionalismo ya que asistir a ese caso fue lo que me convirtió oficialmente en sionista.
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